“Cuando mi papá murió de fiebre hemorrágica argentina yo era muy joven, tenía 6 años. Para toda la familia fue un golpe muy duro. En ese momento no existía la vacuna”, recuerda Juan Sarasola, intendente de la localidad de Casilda, provincia de Santa Fe (Argentina). “Gracias al doctor [Julio] Maiztegui y a su equipo, a esa epopeya histórica, posteriormente se obtuvo la vacuna y se salvaron miles de vidas en toda nuestra región, en la zona endémica”, añade.